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6 abril, 2025“El Estado debe garantizar la educación como un derecho humano”
Afirmó el rector de la universidad CAECE y vicepresidente de la Fundación River Plate, el eldoradense Paulo Falcón.
En una entrevista aseguro que la universidad argentina “está en una situación crítica, tensionada y cuestionada.
El rector de la Universidad CAECE, es abogado, especialista en Ciencias Políticas con proyección en
Argentina y América Latina, especialista en Docencia Universitaria, Magíster en
Gestión de la Educación Superior y Magíster en Diplomacia y Política Exterior, Doctor en Humanidades. Integra el Consejo Directivo de la Asociación de Universidades de América Latina y el Caribe para la Integración (AUALCPI). Es consultor especial del Grupo de Cooperación Internacional de las Universidades Brasileñas (GCUB).
Por Alejandro Fabián Spivak
Hoy, el debate que se instaló en la Argentina es universidad pública o universidad privada pero más allá de eso, ¿cómo ve hoy a la universidad en general en la República Argentina?
– “Yo creo que la universidad argentina está en una situación crítica, aparece tensionada y cuestionada, pero también la idea de universidad a nivel mundial aparece en los debates. Frente a eso, es obvio que como rector tengo una posición tomada. Claramente me parece que la sociedad del conocimiento, las instituciones vinculadas con los aprendizajes, las enseñanzas, la generación de conocimiento, la transferencia, la vinculación tecnológica están llamadas a tener un enorme protagonismo. Por eso los países desarrollados invierten mucho y bien en educación, en ciencia y tecnología.
Hay un gran debate sobre la universidad que, en cierta forma lo lanzó el gobierno nacional”.
Reitero, ¿universidad pública y/o universidad privada?
– “En la Argentina tenemos una tradición de coexistencia de lo público y lo privado en el sistema educativo. Lo público ciertamente tiene un rol fundamental, desde la responsabilidad que tiene el Estado en todos sus niveles de garantizar la educación como un derecho humano como un bien público, como una responsabilidad del Estado y la iniciativa civil porque la educación universitaria en Argentina no tiene y no puede tener fines de lucro
Usted se educó en establecimientos primarios, secundarios y universitarios del Estado y hoy es rector de una universidad privada…
– “Soy un hijo de educación pública, Me eduqué en Escuelas primaria, secundaria y universidad en establecimientos públicos. Hoy soy rector de una universidad privada que tiene una historia muy rica, muy vasta. La Universidad CAECE se constituye después de la noche de los bastones largos cuando las universidades nacionales se intervinieron y un grupo de investigadores que habían sido cesanteados de la universidad de Buenos Aires arma este centro de estudios. (La noche de los bastones largos fue un violento desalojo de estudiantes, profesores y graduados de la Universidad de Buenos Aires, realizado el 29 de julio de 1966. Este hecho ocurrió durante la dictadura del general Juan Carlos Onganía). Claramente hay una perspectiva originaria en esta institución que tiene que ver con el rescate de la ciencia, la tecnología, de los espacios cerrados y restrictivos, a eso se le tiene que sumar también una impronta muy fuerte de responsabilidad social con la apoyatura de un sector del empresariado argentino apostando y aportando a este proyecto universitario. Yo me sumo convencido de que la universidad en todas sus formas y maneras siempre es un aporte al desarrollo y creo que la universidad lo está haciendo”.
La universidad pública está en grave crisis, contra una universidad privada que sigue creciendo ¿coincide?…
– “La universidad en general está en crisis, la universidad pública necesita más y mejor presupuesto en un país con procesos inflacionarios como los que hemos vivido, necesitamos que especialmente el docente, el trabajador de la educación esté valorado y reconocido. No es fácil, no es sencillo estar frente a alumnos y eso me parece que hay que hay que ponderarlo de manera positiva y reconocerlo de manera efectiva como lo hacen todos los países desarrollados. El rol docente es un rol importante que tiene que ser rescatado en esta sociedad del conocimiento. Me parece que hay reclamos que son más que legítimos. Me parece importante que el reclamo no puede en ningún momento arriesgar el cumplimiento de las funciones esenciales de la de la universidad, es decir garantizar enseñanzas, aprendizajes, investigación, etcétera. Claramente hay una dificultad para poder colocar a la educación en un lugar privilegiado dentro de la agenda de las políticas públicas que desde hace décadas no lo tiene más allá de lo meramente discursivo, porque, por ejemplo, la Argentina tiene una ley de financiamiento que no se cumplió nunca. Sólo un año se cumplió de manera nominal, pero en términos efectivos hubo súper ejecución presupuestaria y no se cumplió. De modo tal de que a buena parte de la política en la Argentina le gusta hablar de educación, pero hacer poco. Ahí tenemos que poner el eje para que los resultados educativos de Argentina sean otros”.
Hoy por hoy se compara el presupuesto universitario nacional con el de San Pablo (Brasil) o México, ambos son ampliamente superiores al argentino…
– “Estamos muy por debajo. La Universidad de Campiñas, que es una universidad estadual de Brasil tiene un presupuesto similar al sistema universitario público argentino a nivel nacional (esta universidad tiene un presupuesto asignado para el 2025 de 4,2 millones de reales con una población de 36 mil estudiantes; la universidad de San Pablo tiene un presupuesto de 440 millones de dólares para 70 mil estudiantes; la del Distrito de México tienen un presupuesto de 1.400 millones de dólares para 260 mil estudiantes, las universidades estatales en Argentina tienen un presupuesto de 1.385.390.000 para unos 2.170.000 estudiantes), Con lo cual, la posibilidad de pensar en grandes desarrollos es muy limitado. Ahora bien, también las universidades tenemos que demostrar que podemos hacer gestión de modo distinto en términos de vinculación con el medio, de responsabilidad social, de atenciones de vacaciones y especialmente gestiones transparentes”.
Debido a la situación de crisis de la universidad pública, ¿se produjo la ida de docentes hacia universidad privada?
– “En general en la Argentina el docente de la Universidad privada también da clases en la Universidad pública, es decir compartimos entre universidades públicas y privadas un buen número de nuestros docentes”.
Debido a la crisis, ¿ha sentido que alumnos de las universidades públicas soliciten el pase a las privadas?
– “Hay sectores sociales que siempre piensan a la universidad pública como destino y hay sectores sociales que no dudan en elegir la Universidad privada. Hay, algunos grupos estudiantiles que determinados momentos, especialmente por los avatares económicos, oscilan entre lo público y lo privado. Es normal que eso sea así. Yo me acuerdo cuando estaba en la universidad de Tucumán analizábamos en el consejo cuando la situación económica era mala, había chicos de la universidad privada que se pasaban a lo pública y cuando era buena había estudiantes de la pública que se pasaban a la privada.
Sí me parece importante decir que el grueso del estudiantado en la universidad argentina es un estudiantado que trabaja. Y acá paradójicamente nos encontramos con que en las universidades privadas hay muchas carreras que en la universidad pública no se ofertan de manera accesible en términos de horarios. Entonces, una persona que trabaja y quiere seguir estudiando, puede ser que elija la universidad privada por accesibilidad en términos de horario, flexibilidad en la cursada, por ejemplo. Eso es un tema importante para aquellos que estamos pensando la educación en el siglo XXI con todas las tecnologías que tenemos a disposición para garantizar por lo menos dos cosas: acceso y calidad en la educación que se brinda por los distintos medios, en términos de presencialidad física, de virtualidad sincrónica, asincrónica y eso creo que es un desafío en la Argentina”.
¿Hay relación entre la universidad pública y privada?
– “Mucho vínculo, hay mucha discusión, hay mucho acuerdo. El Consejo de Universidades que es el parlamento del sistema universitario está conformado por representantes de universidades públicas y privadas y las grandes decisiones que toma el sistema universitario se toman en general en acuerdo. Estoy refiriéndome a cuestiones vinculadas a acreditación de carreras, a educación a distancia, sistemas de crédito, las grandes definiciones se han ido gestando en los últimos 20 años a través de grandes acuerdos entre lo público y lo privado”.
Las universidades privadas han entendido que tienen que abrirse hacia el interior…
– “Las universidades privadas no reciben aportes estatales, entonces, buena parte de ellas se sostienen a partir de la matrícula. Uno de los desarrollos que encontraron varias universidades privadas tiene que ver con la educación a distancia. Entonces, es muy común ver en pueblos y ciudades de nuestras provincias, el asentamiento de diferentes universidades privadas que vienen a complementar el desarrollo territorial que tienen las universidades nacionales o provinciales en algunos casos, es decir, hoy tenemos una universidad nacional por provincia como mínimo. Hay provincias que obviamente tienen muchas universidades nacionales, como por ejemplo las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe. Y hay muchas universidades provinciales creadas por las propias provincias. En cambio, en el caso de las universidades privadas en general están asentadas en las capitales de provincias o en ciudades importantes, lo cual es lógico porque tienen que pensar en cómo sostenerse a partir de la matrícula. En tanto que la educación a distancia ha sido un modo de expansión. También me parece importante y responsable decirlo que el estudiantado tiene que tener una mirada crítica en relación a la calidad ofertada a través de la educación a distancia. Definitivamente, en la en la Argentina todas las universidades, públicas o privadas, tienen que cumplir con una función académica, enseñanzas, aprendizajes, tienen que tener desarrollo de investigación y tienen que tener políticas de extensión universitaria. En el caso nuestro hemos tomado la decisión de conjugar el concepto de accesibilidad y esto lo hicimos en términos de simplificar, por decirlo algún modo, el acceso a la universidad, pero además con un compromiso de alta calidad, lo cual no es menor, porque eso nos permitió salir de Buenos Aires y tener una presencia que claramente nos distingue en relación a otras a otras ofertas y otras instituciones. llenamos un vacío, una vacante, permitiéndole a personas que no pueden ir a estudiar a otro lugar a acceder a una buena educación desde, por ejemplo, su casa”.
¿Qué es más importante, cantidad o calidad, Cómo lo evalúan ustedes?
“Es un absurdo esa discusión en el sistema educativo. Hoy, ni siquiera hay que hablar de cantidades, hay que hablar de globalidades. En el 2030 la humanidad tiene que consagrar el objetivo desarrollo sostenible número 4 que establece que en el 2030 la educación tiene que ser inclusiva, equitativa de calidad que garantice oportunidades de aprendizaje durante toda la vida y sea para toda la sociedad, es decir, todos tienen que tener acceso a la educación. Y el sistema educativo en su conjunto tiene que tener la oportunidad poder garantizarlo. Y además en el siglo XXI, el derecho a la educación debe estar comprendido como un derecho humano, tiene que ser interpelado en clave de calidad. Para sostenerse se necesitas plata y, a la vez tengo que tener una muy buena gestión con los mejores docentes con la mejor oferta académica, con los mejores programas. Eso es saber hacer buena educación. Nosotros tenemos una definición institucional en términos de cuáles son los campos académicos y los campos profesionales que queremos abordar. Entonces hemos trazado un plan de crecimiento y desarrollo sobre esa base, de los análisis de prospectiva, cuáles son los escenarios posibles que se pueden llegar a plantear a futuro. Esta Universidad fue pionera en sistemas en los 70, pionera en datos en los 2000, pionera en nanotecnología en la década pasada. Ahora estamos esperando ya los resultados de acreditación de nuestros doctorados en ciencias psicológicas, en educación, en ciencias aplicadas y proyectos, en matemática aplicada”.
Ha cambiado la edad del egresado. Hoy el promedio es por encima de los 25 años, cuando antes era un poco menor. ¿Coincide?
– “Sí, efectivamente. Ahí hay varias cosas interesantes para plantear. En el mundo hay una serie de procesos que se están consolidando. Uno es la merma de la graduación en tiempo y forma en el secundario. Eso está provocando que el estudiante entre un poco más grande a la universidad. De hecho, cuando yo entré a la universidad el 70% de los ingresantes teníamos entre 17 y 18 años. Hoy el grueso de los ingresantes a una carrera universitaria tiene un promedio de 20 años, es decir, ya claramente la baja graduación que se consolidó en los últimos 25 años en la Argentina está impactando en la en la educación universitaria. Y por si eso fuera poco, nosotros contábamos con una mirada absolutamente errada en términos al concepto de abandono de carrera universitaria. Yo pasé por la Dirección Nacional de Gestión Universitaria y en aquel entonces pusimos en evidencia algo que nosotros sabíamos desde la gestión universitaria. Es que el estudiante no deja de estudiar, sino que hay un componente importante del estudiantado que cambia de carrera. Eso hizo que a nivel nacional se incorporara una tasa de variación. ¿Qué es lo que surge de manera muy muy notoria? que mucho estudiante durante los primeros años de su carrera universitaria no deja de estudiar, sino que cambia de oferta. Yo lo veía de manera muy clara, el estudiante de sistemas pasaba electrónica, el de electrónica pasaba a sistema. ¿Cuál es el tema? que estadísticamente ese DNI era baja en una carrera y era alta nota. Entonces la misma persona operaba en la general de manera positiva y negativa, por decirlo de algún modo. Entonces, eso lo incorporamos.
Y cuando uno analiza ahora el sistema universitario, va a encontrar con que casi el 30% de estudiantes cambian de carrera durante los primeros años y eso pone en evidencia por lo menos dos grandes temas. Uno es la falta de trabajo en la construcción de vocaciones tempranas por parte de la educación secundaria, es decir, los chicos terminan el secundario sin saber muy bien qué quieren hacer. Y lo otro es que los estudiantes deciden sin tener mucha información sobre las carreras y por eso también cambian. Ahí se conjugan responsabilidades de las provincias, de las jurisdicciones en términos de cómo trabajan la integración o la articulación de la escuela secundaria con la educación y cómo las universidades dan a conocer la oferta en términos de lo que efectivamente son las carreras, y eso creo que hay que trabajar”.
El chico y el padre piden carreras más cortas con salida laboral y si es posible que la universidad le consiga trabajo…
– “Las universidades tienen sus bolsas de empleo y eso está muy bien. El estudiante tiene que tener claro que la educación es durante toda la vida. No dejamos de estudiar nunca, ¿por qué?, Porque los cambios científicos y tecnológicos, los cambios organizativos y cómo eso impacta en las profesiones y en el desempeño laboral van a obligarnos a seguir formándonos para actualizarnos, para recalificarnos, para sostenernos o para buscar un nuevo empleo. Lo que es seguro es que va a tener que seguir estudiando”.
¿Qué visión tiene sobre la situación que plateó con los estudiantes extranjeros?
“Este país se construyó sobre la base de la inmigración. Argentina en su letra constitucional garantiza a los habitantes en el suelo argentino la posibilidad de acceder a los mismos derechos que aquellos que hemos nacido en este en este territorio, de modo tal de que a partir de esa visión que es absolutamente argentina, absolutamente nacional, me parece que hay que pensar todos los sistemas públicos, el sistema educativo, el sistema sanitario en general. En la Argentina hablamos de un número muy bajo de estudiantes extranjeros. Buena parte de ellos están en universidades privadas, buena parte de ellos están estudiando posgrado, es decir gente que viene a la Argentina y además paga para estudiar.
Nosotros trabajamos hace unos con la Universidad de Buenos Aires y haciendo estudio sobre el impacto de la migración académica a la ciudad y nos encontramos con un pequeño detalle. Es tan bajo la inversión presupuestaria universitaria en la Argentina que lo que el estudiante extranjero aporta en términos de las remesas que trae a la Argentina para vivir, para pagar su alquiler, sus comidas, su sostenimiento y demás y los tributos que eso implica son mucho más en términos dinerarios que el aporte que hace el Estado para el sostenimiento de la universidad pública. Pero insisto, es un número absolutamente residual”.
¿No cree que el universitario extranjero debería devolverle al Estado si se educa en la educación estatal, aunque sea con un año de trabajo?
“Yo creo que todos los que recibimos en la educación pública tenemos la obligación moral de tener devoluciones con nuestra sociedad, todos, porque el extranjero cuando está en Argentina también paga impuestos”.




