El Bachillerato Humanista Monseñor Jorge Kemerer de Posadas también implementa un espacio escolar libre de celulares en las aulas para fortalecer los vínculos y la atención en clase

El rector del colegio, Santiago Masloski, explicó que la iniciativa venía gestándose desde hace tiempo y responde a la necesidad de revalorizar el espacio escolar como lugar de encuentro humano.

 

“Esto se venía pensando hace un tiempo. La idea es tener un espacio escolar —no solo el aula, también los recreos— libre de tecnología. Cuando el preceptor comienza la mañana, después de la formación, los estudiantes guardan sus celulares en un gabinete cerrado con llave. Al finalizar la jornada, alrededor de las 12, se los devuelve”, detalló.

 

Masloski sostuvo que la medida busca recuperar las dinámicas propias de la escuela que, en los últimos años, se vieron afectadas por el uso excesivo de los dispositivos móviles.

 

“Creo que vamos a recuperar algunas dinámicas que se habían perdido. Antes, el alumno participaba más, se movía, interactuaba con sus compañeros. Ahora muchos estaban muy quietos, muy concentrados en el celular. Queremos que vuelvan las bromas, las charlas, el contacto real entre los chicos”, reflexionó.

 

El rector destacó que la propuesta también alcanza al cuerpo docente, que deberá evitar el uso del celular durante sus horas de clase.

 

“El docente tampoco ocupará el celular en su hora. Es importante que todos demos el ejemplo, porque queremos que en el aula se mire más al que está al lado, que volvamos a vernos”, expresó.

 

En ese sentido, Masloski citó una reflexión que resume el espíritu de la iniciativa:

 

“Siempre decimos que la tecnología, en algún punto, nos acerca a lo que está lejos, pero nos aleja de lo que está cerca. Lo que queremos es recuperar ese vínculo humano y también mejorar la atención en lo académico”.

 

El Bachillerato Humanista comunicó la decisión a través de los grupos institucionales y, según su rector, la respuesta fue más positiva de lo esperado, especialmente entre los estudiantes de los cursos superiores.

 

“Cuando fuimos largando los comunicados en los grupos, me sorprendió gratamente la reacción. En los cursos superiores del secundario tuvimos un apoyo bastante masivo. Hasta el momento no recibimos quejas, sino todo lo contrario”, afirmó.

 

Masloski consideró que el consenso entre las familias y la institución es una de las claves para que la medida funcione.

 

“Estoy convencido de que cuando escuela y familia nos ponemos de acuerdo, el resultado nunca falla. Cuando eso no ocurre, las cosas se complican, pero esta vez hay acompañamiento y compromiso de todos los sectores”, remarcó.

 

“Queremos que los chicos vuelvan a disfrutar de la escuela”

 

El rector reconoció que el desafío ahora será ofrecer experiencias educativas atractivas que motiven a los estudiantes a involucrarse y disfrutar del espacio escolar, más allá del uso del celular.

 

“Entendemos que los chicos se apasionan por cosas como las estudiantinas, que los entusiasman y los hacen participar. Tenemos que buscar que en la vida cotidiana del colegio también sientan ese gusto, esas ganas. Confío en nuestra comunidad y en los estudiantes que tenemos”, aseguró.

 

Para Masloski, el compromiso del cuerpo docente será esencial para convertir esta etapa de transición en una oportunidad pedagógica.

 

“Queremos aprovechar el enorme potencial de nuestros alumnos. La semana pasada, por ejemplo, un estudiante nuestro fue campeón en las Olimpiadas en Córdoba. Tenemos jóvenes con mucho talento, y esta decisión busca justamente ayudarlos a enfocarse más en su desarrollo académico y personal”, destacó.

 

El Bachillerato Humanista Monseñor Jorge Kemerer se suma así a una corriente creciente en Misiones, donde diversas instituciones privadas —como el Instituto Virgen de Itatí y el Instituto Madre de la Misericordia— implementaron medidas similares, alineadas con los colegios confiados a la Compañía de Jesús.

 

Estas acciones buscan reducir la distracción que generan los dispositivos móviles, promover el diálogo presencial y favorecer aprendizajes más profundos.

 

“Lo académico también se va a ver beneficiado. El hecho de no tener el celular constantemente a mano nos ayudará a fijar mejor la atención en un tema determinado”, expresó Masloski.

 

Por último, remarcó “Queremos que los estudiantes vuelvan a mirarse, a hablarse, a compartir. El celular seguirá siendo parte de sus vidas, pero dentro de la escuela necesitamos volver a priorizar la palabra, la mirada y el trabajo conjunto. Ese es el camino que queremos fortalecer”.